Capítulo 939 - El primer capítulo de la batalla entre lo divino
Traducido por: Hypersheep325
Editado por: Michyrr
Bie Yanghong podía entender lo que el Ángel estaba diciendo, pero no lo que significaba.
No sabía qué era un ladrón de fuego o qué clase de "Dios" creían estos expertos del otro continente.
Sabía que enfrentaba la situación más peligrosa de toda su vida, incluso más peligrosa que su enfrentamiento con la emperatriz divina Tianhai en el Mausoleo de los Libros.
El Ángel podía hacer que el viento frío soplara entre las montañas, traducir sus palabras al lenguaje del Continente de Luz Sagrada, probando que su conjetura era correcta.
Estos monstruos del Continente de Luz Sagrada tenían una habilidad innata para comprender y usar las leyes y principios del mundo.
Incluso fue posible que sus existencias fueran la base de estas leyes y principios.
Pero en este momento, Bie Yanghong estaba extremadamente calmado, su expresión se volvió aún más indiferente.
Como experto del continente, naturalmente no podía entrar en pánico cuando se enfrentaba a un evento verdaderamente importante. Por el contrario, necesitaba estar aún más tranquilo.
Después de su primer intercambio, él ya había comprendido los métodos por los cuales estos Ángeles peleaban y usaban las leyes del mundo.
Si estaba solo, estaba seguro de que al menos no perdería.
El problema fue que su esposa resultó gravemente herida y le cortaron el brazo. Además, los insondables expertos que eran Madam Mu y Black Robe se habían mantenido al margen todo este tiempo.
El despiadado ángel descendió de repente, la espada de luz en su mano atacó a Bie Yanghong.
Aunque solo había sido despertada por un corto tiempo, su conocimiento de batalla había sido perfectamente preservado, y sentía que este experto humano era una amenaza para él.
Entonces, decidió deshacerse de esta persona primero.
La manga de Bie Yanghong revoloteó mientras él golpeaba con su espada, ¡parecía extremadamente elegante mientras la mano empuñando la espada ilusoria explotaba silenciosamente fuera de su manga!
Un puño apareció en el aire, destrozando la espada de luz del Ángel.
Simultáneamente, la pequeña flor roja que había estado orbitando a gran velocidad de repente dejó el lado de Bie Yanghong y asaltó la cara del otro Ángel.
La flor roja de repente estalló en innumerables pétalos afilados como navajas.
El aire aulló y la luz explotó.
Y luego todo se desvaneció.
Cuando el mundo estalló de nuevo con la luz, estaba en el cielo a diez-algunos li de distancia.
Las caras de los dos Ángeles tenían varias heridas extremadamente finas de las que la sangre dorada, llena de energía divina, goteaba como el rocío.
Contemplaron a Bie Yanghong con sus espadas, sus ojos carentes de emoción. No había ira, ni cautela, solo apatía.
Cuanto más era así, más aterrador era.
......
......
Los cielos tronaron con truenos y rugieron con olas de Qi. Los últimos restos de la nube blanca finalmente se rompieron en pedazos.
Después de un tiempo, innumerables corrientes de luz descendieron de los cielos, transformándose finalmente en vetas visibles de fuego, como una lluvia de meteoritos.
La gente de White Emperor City se sorprendió y corrió en desorden. Algunos de los más cobardes incluso creyeron que esto era un castigo celestial y se inclinaron hacia el cielo.
Algunas grandes tribus y clanes ricos activaron sus matrices en el momento más temprano, preparándose para resistir los rayos de fuego y su calor aparentemente ilimitado. Mientras tanto, los guardias en el palacio, los soldados en White Emperor City, y la gran cantidad de expertos bajo el control del Consejo de Ancianos ya estaban preparados para apagar rápidamente las llamas.
Pero la realidad no era tan aterradora como se imaginaba. Los rayos de fuego desaparecieron antes de que cayeran al suelo, y los restos del Fuego Celestial solo causaron que la temperatura en la Ciudad Emperatriz Blanca subiera repentinamente como si el verano hubiera estallado en la escena. Unos pocos de los rayos de fuego cayeron en el Río Rojo.
El aire sobre toda la Ciudad del Emperador Blanco estaba sellado y bloqueado en este momento, dejando que no se filtrara ningún sonido o rayo de luz. Los expertos del continente que podían entender qué eran esos rayos de luz no podían verlos, y esos plebeyos semidioses y ministros que podían verlos no tenían idea de lo que eran.
Era sangre que caía del cielo.
Cada rayo de luz era una gota Read more ...