Capítulo 662 - Autumn Slaying
Traducido por: Hypersheep325
Editado por: Michyrr
Junto al arroyo, cerca del antiguo templo de Xining Village, el cielo estrellado estaba oscurecido. Todo estaba oscuro y silencioso.
El alma de la emperatriz divina Tianhai estaba entre el cielo y la tierra, y la estrella que aparecía ocasionalmente parecía una mancha en su ropa.
Miró al monje junto al arroyo, su expresión indiferente como si estuviera mirando a una hormiga.
El banco de la corriente era muy tranquilo, como lo era la montaña solitaria cubierta de niebla. En este momento, estaba cerca de una quietud mortal.
En la superficie inmóvil de la corriente había pedazos ardientes de loto de sangre. En el cuerpo del monje, también había muchas piezas de loto de sangre. Sus túnicas de monje estaban hechas jirones, su carne estaba agrietada y la Luz Sagrada estalló como una flor.
Un poder indescriptiblemente divino descendió de los cielos y aplastó la Luz Sagrada que emanaba del cuerpo del monje como la luz de una luciérnaga.
Cuanto más tenue se volvía la Luz Sagrada, más serena era la expresión del monje.
Herido de gravedad por el alma divina de la emperatriz Tianhai, su cuerpo estaba cubierto de sangre, su rostro cubierto de sangre, pero sus dos ojos serenos carecían de emoción, más que pena.
¿De quién se estaba compadeciendo? ¿Este mundo al que no había regresado tanto o sus hombres del clan todavía en ese otro continente lejano?
No, en este momento, estaba mirando a la emperatriz divina de Tianhai, por lo que la compasión en sus ojos era por ella.
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En Luoyang, Daoist Ji también estaba mirando a la emperatriz divina Tianhai.
Mist revoloteaba en la oscuridad, pareciendo ambas como un país de las hadas y el reino de los muertos, pero no había ninguna señal de su cuerpo.
Su suprema técnica taoísta estaba en la niebla, volando por el aire en forma de un Fénix.
Las brumosas garras de Phoenix habían caído sobre su espada taoísta, su pico picoteándole la cara como un rayo.
Su rostro estaba cubierto de innumerables líneas, cada línea una ley del mundo.
Cuando el pico cayó, un sonido que transportaba miedo resonaba en lo alto del cielo.
La luz clara se disipó, la técnica taoísta se hizo añicos y las líneas de su rostro se doblaron como arrugas o madera vieja. La sangre apareció de la nada y salpicó en la oscuridad.
El Daoísta Ji miró al nebuloso Fénix sin emoción en su rostro. Sin cautela, sin piedad, solo calma.
Este tipo de calma extrema era muy aterradora porque era como si estuviera mirando un cadáver.
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La parte sur de la capital, fuera del Mausoleo de los Libros, era todavía una gran extensión de agua. Basura y escombros de piedra flotaban sobre el agua sucia, así como muchos cadáveres.
El Papa se paró en el agua, dejando que la inmundicia sumergiera sus rodillas y empapara su divina túnica. Su rostro estaba pálido como transparente, y sus arrugas lo hacían particularmente triste.
Sostuvo la Hoja Verde, su mirada mirando a través del mar de loto que rodeaba el mausoleo y finalmente cayendo sobre la figura parada en la cima.
El vasto mar de estrellas en los ojos del Papa rápidamente se oscureció por el impacto y luego se puso aún más triste.
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Junto al arroyo, en las afueras del antiguo templo de Xining Village, la luz de las estrellas se iluminó de repente. Las aguas de la corriente también se iluminaron y luego comenzaron a fluir.
Las ramas de los árboles junto a la corriente también comenzaron a balancearse en el viento. Los lotos de sangre en el cuerpo del monje cayeron al arroyo y continuaron ardiendo, transformándose gradualmente en cenizas.
Todo lo que todavía estaba comenzando a moverse desde el momento en que las estrellas se iluminaron.
Todavía no había mucho sonido en el mundo. La innumerable cantidad de seres que vivían alrededor de la montaña solitaria se inclinaba hacia el suelo, temblando, sin atreverse siquiera a mirar hacia el arroyo, por lo que naturalmente no sabían por qué la luz de las estrellas se había iluminado.
La razón por la cual la luz de las estrellas había iluminado era que la figura que se había extendido del cielo a la tierra se había agrietado, revelando así algunas estrellas.
Esta grieta era muy grande, suficiente para sostener algunas montañas. Al levantar la vista del suelo, fue como si un gran agujero hubiera sido rasgado a través del cielo nocturno.
El resplandor de las estrellas se filtró por este agujero, luciendo como sangre.
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